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Wednesday, August 10, 2011

Felipe Calderón: El Presidente de la pobreza



En un sexenio de ingresos petroleros récord y con un gobierno que presume fortaleza macroeconómica, la bonanza no se siente en los bolsillos.

Y aunque las autoridades festinan que el empleo se ha recuperado, esto no ha evitado el surgimiento de 12.2 millones de nuevos pobres en los primeros 4 años de la actual administración; hoy más de la mitad de los mexicanos viven en la pobreza

“Cuando asumí la Presidencia de la República (en 2006) había unos 50 millones de pobres y 22 millones en pobreza extrema. Hoy (en 2012) hay 35 millones de pobres y 10 millones en pobreza extrema”.

“El flujo de inversión ha permitido que los últimos tres años hayan sido los de mayor crecimiento económico en la historia contemporánea del país. Por ello se ha cumplido la meta de crear un millón de empleos anuales”.

Éste fue el sueño que Felipe Calderón acarició en 2006, al imaginarse rindiendo su último Informe de Gobierno como Presidente de la República en 2012. Y con esas palabras lo consignó en las últimas páginas de su libro: “El Hijo Desobediente”.

No era un sueño imposible. De hecho, otros mandatarios latinoamericanos lo han hecho realidad.

Sin embargo, ahora que se han dado a conocer las cifras más recientes de la pobreza en México, y a casi un año y medio de que termine la gestión del Presidente Calderón, vale la pena hacer algunas preguntas.

¿Dónde está el millón de nuevos empleos anuales que Felipe Calderón imaginó que crearía en la segunda mitad de su gobierno?

¿Fueron las circunstancias internacionales las que esfumaron el sueño del Mandatario o fueron las malas decisiones las que convirtieron a Calderón en lo que es hoy: el Presidente de la Pobreza?

No es una mera percepción. Los datos son oficiales. Están en las estadísticas de la ONU y en los bancos de datos de todas las agencias mexicanas que llevan la cuenta de la evolución de la pobreza en México desde hace por lo menos 25 años.

El análisis de esas cifras oficiales saca a la luz hechos verdaderamente sorprendentes.

Por ejemplo, que durante los últimos cuatro años del gobierno de Ernesto Zedillo y los seis de Vicente Fox, el índice de la pobreza nacional bajó más de 26 puntos porcentuales.

Y es que de 1996 a 2006, aunque la población creció en casi 20 millones, la cantidad de pobres se redujo en 18.5 millones.

De ahí que el índice de la pobreza nacional haya caído de 69% en 1996, cuando alcanzó su nivel máximo tras el error de diciembre, a 42.7% en 2006, año en que asumió la presidencia Felipe Calderón. Un gran logro, sin duda.

Sin embargo, a partir de 2007, hubo un giro radical. En lugar de que México continuara por el exitoso camino del combate a la pobreza, el número de pobres subió más del doble de lo que aumentó la población total.

En tan solo 4 años, de 2006 a 2010, la cifra de pobres creció en 12.2 millones, mientras que la población creció en 6 millones.

¿QUÉ SUCEDIÓ?

La justificación que da el Presidente para esta catástrofe avalada con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) es que durante este periodo, el mundo atravesó por la crisis económica más grave de que se tenga memoria. Ésa es la mitad de la ecuación. La otra es que los precios internacionales aumentaron.

Y sí, es cierto que estos hechos ocurrieron entre 2006 y 2010. Pero en la mayoría del los países de América Latina, a pesar de la crisis y de la inflación, el número de pobres se redujo, mientras que en México aumentó en 12.2 millones de personas (que bien pudieran llegar a más de 13 si se toma la estimación de la población publicada por el INEGI en 2006). Entonces... ¿Qué fue lo que pasó? Analicemos.

EVOLUCIÓN DE LA POBREZA MEXICANA

Aunque ciertamente el problema de la pobreza en México es ancestral, el único indicador que nos permite comparar los hechos acontecidos en las últimas décadas es el de la “Medición de la Pobreza por Ingresos”.

Este indicador ha sido utilizado en México, como en el resto del mundo, aunque en los dos últimos años, la Coneval, órgano descentralizado del Gobierno Federal, inventó una metodología alterna para atenuar los efectos mediáticos de los resultados que arroja la medición de la pobreza en la forma tradicional.

Sin embargo, la “medición de la pobreza por ingresos” se sigue haciendo, y consiste en investigar la suficiencia de los ingresos de las personas para solventar sus necesidades más elementales.

En el Plan Nacional de Desarrollo de Felipe Calderón presentado en 2007, se reconocía que “la metodología del Gobierno para medir la pobreza en México identifica tres tipos de pobreza de acuerdo con el nivel de ingresos y son:, la educación, el acceso a servicios básicos y de salud, la alimentación y la vivienda de la población”.

ZEDILLO SE RECUPERA

Cuando el “error de diciembre” de 1994 hizo estallar la crisis económica de 1995, los índices de la pobreza nacional se dispararon.

Según las cifras oficiales, en 1996, unos 64 millones de mexicanos no contaban con ingresos “para adquirir la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud, educación, vestido, vivienda y transporte, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios”.

La población nacional que pertenecía esta clasificación de “pobres patrimoniales” pasó de 52.4 a 69% en 2 años de severa crisis.

La crisis económica, en efecto, fue devastadora. Además de que casi 7 de cada 10 mexicanos eran pobres, había más pobres entre los pobres.

Casi la mitad de los pobres, 34 millones, no tenían ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos, así hubieran destinado todo su ingreso disponible a ese fin.

El clima era grave. Tanto que se llegó a hablar entonces de un eventual golpe de Estado.

Sin embargo, el expresidente Zedillo no se quedó con los brazos cruzados. Durante los 4 años siguientes logró revertir la catástrofe.

El porcentaje de la población que caía en la definición de “pobres patrimoniales” bajó 15.4 puntos, mientras que el de los pobres a los que no les alcanzaba ni para comer bajó 13.4 puntos.

Al final del sexenio zedillista, 11.2 millones de “pobres patrimoniales” habían dejado de serlo. Y lo más importante: casi 11 millones de personas habían dejado de sufrir pobreza alimentaria.

Ernesto Zedillo no pudo restablecer la economía para ubicarla en la situación prevaleciente antes del error de diciembre, pero estuvo muy cerca de lograrlo.

Mientras que en 1994, el índice de la pobreza (patrimonial) fue de 52.4%, en 2000 fue de 53.6%.

VICENTE FOX REDUCE LA POBREZA


Después vino Vicente Fox. La mayoría de la población había quedado muy resentida por el golpe de 1995.

Millones de mexicanos recuerdan aún su incumplida promesa de campaña de crecer al 7% anual, fracaso endosado a la crisis financiera que colapsó los mercados a la par de las Torres Gemelas de Nueva York.

Sin embargo, a pesar de que el país tuvo un crecimiento económico mediocre, la pobreza siguió a la baja.

Al final del sexenio foxista, 7.2 millones de personas habían salido de la “pobreza patrimonial” registrada en 2000. Pero lo más importante es que casi 9 millones habían dejado de tener pobreza alimentaria.

Los índices de la pobreza cayeron 10.9 puntos en pobreza patrimonial y 10.3 puntos en pobreza alimentaria. Y si bien el país prácticamente no había crecido, al menos la cantidad de pobres había disminuido.

En 2006, los pobres en “pobreza patrimonial” cayeron a 42.7%. Fox podía presumir que bajo su Gobierno, 9 millones de mexicanos salieron de su condición de miseria.

FELIPE CALDERÓN, POBREZA AL ALZA

Durante su campaña, el candidato Felipe Calderón habló ante los estudiantes del ITESM Campus Edomex.

“Yo no sé si el dinero del Gobierno es mucho o poco. Lo que sí sé es que lo que tengamos tiene que destinarse primero a las cosas que son más importantes para la gente. Deben destinarse a construir puertas para que la gente pueda salir de la pobreza.

“La puerta más grande que quiero abrir para que la gente pueda salir de la pobreza es la puerta del empleo. Para ello, necesitamos que nuestra economía sea verdaderamente competitiva, porque en eso el mundo nos está compitiendo y nos está ganando, para decirlo con toda claridad: “¿Por qué la empresas mexicanas están perdiendo?, ¿Por qué la industria textil ha perdido tantos empleos?, ¿Por qué hay tantas empresas que cierran o muchas que pueden establecerse y no lo hacen?”.

Y el candidato se contestó a sí mismo: “Porque México no reúne las condiciones de competitividad para ganar en un mundo que compite”.

En su campaña de 2006, Calderón se imaginaba a sí mismo al final de su mandato como un paladín que saldría victorioso después de derrotar a la pobreza.

“Imaginemos ahora 2012”, escribió en su libro.

“En mi último año de Gobierno hago un balance de seis años muy intensos (...) resumo los principales (...)”. “Cuando asumí la Presidencia había unos 50 millones de pobres (en realidad había 45.5) y 22 millones en pobreza extrema (que en realidad había 14). Hoy hay 35 millones de pobres y 10 millones en pobreza extrema”.

Sin embargo, Calderón no supo qué hacer en cuanto llegó al poder. En los primeros dos años de Gobierno, de 2006 a 2008, el número de pobres creció en 6.8 millones.

Para 2008, los pobres sumaban nuevamente 52.3 millones. Y la “pobreza patrimonial” había crecido 14.9%.

Sin embargo, aunque el incremento de la pobreza patrimonial era elevado, las cosas estaban peor en cuanto a la pobreza alimentaria, que había subido 37 por ciento en dos años.

En 2010, la situación empeoró. La cifra de pobres llegó a 57.7 millones, número muy lejano de los 35 millones que el Presidente imaginó en 2006.

EJÉRCITO DEL HAMBRE

No tener para el vestido y el transporte, para el calzado o la vivienda, es muy duro. Y la situación se torna más difícil cuando los ingresos tampoco alcanzan para la salud y la educación.

Sin embargo, a todas esas carencias se puede acostumbrar el ser humano, menos a no comer. La pobreza alimentaria ha sido la preocupación fundamental de faraones, reyes, emperadores y presidentes en todos los tiempos.

Para los presidentes mexicanos, antes “del paso a la modernidad de Carlos Salinas”, esto era tan claro como el agua.

La tortilla, la leche, los frijoles y hasta el chile debían ser accesibles hasta para los más pobres.

Para 2010, los pobres cuyos ingresos eran insuficientes para comer lo básico y que dedicaban la totalidad de su dinero a los alimentos, sumaban 21 millones, en lugar de los 10 millones que Felipe Calderón imaginó que habría al final de su sexenio. Unos 12 millones viven en el campo, y 9 en las ciudades.

Sin embargo, lo más sorprendente del caso es que en estos cuatro años, la pobreza alimentaria en las ciudades creció más del 80%.

Sí, en tan solo 4 años, en las ciudades de México, donde se supone que está la mayor oferta de trabajo, más de 4 millones de personas cayeron en la indigencia alimentaria, duplicando así el ejército del hambre

A finales de 2010, este ejército que desfila cotidianamente por las calles de México buscando alimento ya era de casi 9 millones de personas.

LA EXCUSA

Felipe Calderón tuvo que confrontar la terrible realidad, pero lejos de revisar a fondo lo que ocurrió en los primeros 4años de su mandato, culpó a la crisis económica mundial del desastre nacional.

El viernes 29 de julio, cuando se dio a conocer la información oficial de la pobreza en México y ante los alcaldes panistas, Felipe Calderón declaró: “(...) hemos pasado por una crisis económica terrible. ¿Qué tan grave fue? Simple y sencillamente, amigas y amigos, no hay nadie aquí, en el salón, y hay muy pocos en el mundo, que recuerden otra crisis económica más grave que ésta.

“Para bien, para mal, nos tocó a nosotros estar al timón en la peor tormenta económica que tengan presente las generaciones en todo el mundo.

“Desgraciadamente, amigos, esa crisis económica no implicó únicamente una caída importante en la economía, todavía más importante, porque el epicentro del temblor, el ojo del huracán fue, precisamente, al lado nuestro, en EU, sino, también, porque fue una crisis acompañada de la mayor alza de precios de todas las materias primas que se tenga registro en casi medio siglo. Materias primas desde el petróleo y el oro, hasta el maíz, el trigo o el frijol. En todo el mundo.

“Este aumento de los precios de las materias primas, combinado con la recesión económica, afectó notablemente a las familias, no sólo en México, sino en muchas partes del mundo.

“Sí, efectivamente, las familias han sido golpeadas en su ingreso, pero también estos gobiernos, como ningún otro, nos hemos preocupado por ampliar el apoyo a las familias más pobres.

“Por eso, nosotros, ante la carencia de esas familias, estamos dándole ingresos, en promedio, de más de 900 pesos al mes a las familias más pobres, a través del Programa Oportunidades, a la cuarta parte de todas las familias del país que mes a mes están recibiendo ese ingreso.

Quizá sus asesores no le informaron bien, no le dijeron que la mayor parte del crecimiento de la pobreza había ocurrido justo antes de que iniciara la famosa crisis mundial. Desde que inició su sexenio en 2006.

LA PARADOJA DEL TIPO DE CAMBIO

Seguramente, el fracaso del gobierno de Felipe Calderón para combatir la pobreza será motivo de estudio durante muchos años.

No faltarán las voces que dirán que el problema fue que no se llevaron a cabo las reformas legales estructurales, como si México fuera en verdad un país de leyes.

En los tiempos de Zedillo y Fox tampoco se implementaron esas “reformas estructurales”. Sin embargo, los índices de pobreza descendieron.

En cambio, aunque no hubo reforma fiscal, los ingresos del Gobierno subieron más de 50% en los últimos 10 años.

Además, el Gobierno de FCH obtuvo recursos extras por el alza del precio del petróleo, pero eso no generó crecimiento ni redujo el número de pobres.

Como dijo el extinto economista Rudi Dornbusch cuando Vicente Fox iba a tomar posesión: tal vez el problema es que el Gobierno no tiene idea, ni equipo, ni control. Quizá la respuesta se encuentre en lo obvio, en lo simple: si hay crecimiento económico, habrá menos pobres.

Por cierto... ¿Habrán sido pobres todos los jóvenes que hoy están alistados en los ejércitos de los sicarios?

En el Plan Nacional de Desarrollo de Felipe Calderón presentado en 2007, se reconocía que “la metodología del Gobierno para medir la pobreza en México identifica tres tipos de pobreza de acuerdo con el nivel de ingresos y son:

I. Pobreza alimentaria: “Es la población que cuenta con un ingreso per cápita insuficiente como para adquirir una alimentación mínimamente aceptable”.

II. Pobreza de capacidades: “Es la población que si bien puede cubrir sus necesidades mínimas de alimentación, cuenta con un ingreso per cápita insuficiente como para realizar las inversiones mínimamente aceptables en la educación y la salud de cada uno de los miembros del hogar”.

III. Pobreza patrimonial: “Es la población que si bien puede cubrir sus necesidades mínimas de alimentación, educación y salud, cuenta con un ingreso per cápita que no le es suficiente para adquirir mínimos indispensables de vivienda, vestido, calzado y transporte para cada uno de los miembros del hogar”.



Monday, June 20, 2011

Felipe Calderón Hinojosa: Obsesionado y decepcionado


Reporte Indigo

Ante tanto revés y critica, el presidente Felipe Calderón se siente solo, incomprendido, sin el viento a su favor. Y ante la inminente sucesión del 2012, las tentaciones del poder crecen.

Felipe Calderón está obsesionado con su cruzada por impedir que el PRI vuelva a la Presidencia. No quiere pasar a la historia como el Mandatario que devolvió las llaves de Los Pinos al tricolor.

Decepcionado porque siente que pocos entienden su estilo personal de gobernar, porque el sistema no responde a sus deseos y los sondeos revelan que son más los que prefieren que vuelva el PRI, o incluso que gane el PRD, a que se quede el PAN.

Frustrado porque siente que lo que considera su lucha contra la impunidad se topa con unPoder Judicial corrupto y un Poder Legislativo que no escucha sus llamados reformistas. Se siente maniatado, secuestrado.

Y a un año de las elecciones de 2012, el coctel de obsesión, decepción y frustración en la casa presidencial puede producir una borrachera de poder con impredecibles consecuencias.

Con extremos como el que se viviera el 5 de abril de 1992 en el Perú de Alberto Fujimori, cuando el entonces incomprendido presidente lanzó un decreto que desaparecía el Congreso y suspendía actividades del Poder Judicial.

Y si se lee el texto del decreto mediante el cual Fujimori tomó tan radicales medidas, resulta que las condiciones podrían ser comparables con el sentimiento calderonista de hoy.

“¿Cuál es la institución o mecanismo que permitiría realizar todos los cambios profundos que a su vez hagan posible el despegue del Perú?

“Sin lugar a dudas, ni el Parlamento, ni el Poder Judicial son agentes de cambio, sino más bien freno a la transformación.

“Como Presidente de la República, he constatado anomalías y me he sentido en la responsabilidad de asumir una actitud de excepción para procurar aligerar el proceso de esta reconstrucción nacional, por lo que he decidido tomar las siguientes trascendentales medidas.

“1. Disolver temporalmente el Congreso de la República, hasta la aprobación de una nueva estructura orgánica del Poder Legislativo, la que se aprobará mediante un plebiscito nacional.

“2. Reorganizar el Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal deGarantías Constitucionales, y el Ministerio Público para una honesta y eficiente administración de justicia.

“3. Reestructurar la Contraloría General de la República con el objeto de lograr una fiscalización adecuada y oportuna de la administración pública, que conduzca a sanciones drásticas a los responsables de la malversación de los recursos del Estado”.

Por supuesto que Fujimori fracasó en su intentona de Estado de excepción, y tras un golpe fallido, inició un Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional con tintes autoritarios.

Tres hechos dan testimonio puntual del ánimo en el que está el presidente Calderón a tres semanas de las cruciales elecciones de Edomex y a un año de definir en las urnas a su sucesor.

Y en el discurso de graduación que pronunció en Stanford, su obsesión ante el posible retorno del PRI lo hizo perder pisada. Aprovechó un discurso que debía ser aspiracional, esperanzador e incluso soñador, para lanzar una arenga contra el PRI.

Y lo que Calderón tanto censura en sus discursos, eso de no hablar mal de México en el extranjero, se volteó en su contra. Y aunque no pronunció sus siglas, fustigó la negra historia del PRI.

¿Cuál era el sentido de hablar de ese México ante un auditorio extranjero, que poco o nada entiende de nuestro país?

Fue claro que su obsesión pudo más que el más puro deseo de inspirar a los recién egresados. Y es que su obsesión tiene plena justificación debido a que una encuesta de GEA revela que el PRI está muy por arriba del PAN

Hank Rhon y la decepción

La captura de Jorge Hank Rhon fue aplaudida y cuestionada al mismo tiempo. Nadie ponía en duda los méritos que el presunto inculpado tenía para ser juzgado. Pero la mayoría también vio en el operativo de captura errores cruciales que llevaron al desenlace de su liberación.

La decepción es entendible cuando se tiene la convicción de que se obra desde el bienpara combatir el mal. Pero en un Estado de derecho hay que sostenerlo, probarlo y documentarlo para sentenciarlo.

En los años 20, Alphonse Gabriel Capone, “Al Capone”, dominaba EU el mundo de la prostitución, el juego y la venta de licor. Pero el Gobierno nunca pudo fincarle cargos.

No fue sino hasta que le revisaron sus cuentas fiscales cuando se le detuvo y condenó por evasión de impuestos. Felipe Calderón debió recordar a Capone, cuando en marzo de 2009, el presidente Obama lo comparó con el agente Eliot Ness, el estratega que abatió y envió a la cárcel al mafioso de Chicago.

Paro a Calderón le fallaron los que montaron el operativo y los que armaron el expediente para procesar a Hank Rhon.

El hecho confrontó a Calderón con el Poder Judicial enviando primero a la procuradora Marisela Morales a cuestionar la resolución de la juez Blanca Evelia Parra Meza, tuvo desencuentros con ministros de la Corte.

Y es que la decepción de Calderón tiene fundamento si se explica a la luz de los resultados de la encuesta de GEA-ISA. Lo que sucedió con Hank viene a empeorar la imagen presidencial.

Porque si bien, como persona, el Presidente tiene una opinión favorable por parte de 50 de cada 100 mexicanos, como gobernante, la opinión favorable cae a 37.

De acuerdo a esa encuesta, en diciembre de 2006, 52 de cada 100 mexicanos aprobaban su gestión. Hoy, la desaprobación llega a 54 de cada 100.

Y la imagen de su equipo va de mal en peor. En marzo de 2007, 53 de cada 100 mexicanos aprobaban la labor del equipo calderonista. Hoy, 64 de cada 100 la reprueban.

Sin embargo, dos comparativos de la encuesta GEA-ISA deben preocupar y decepcionar al actual inquilino de Los Pinos.

El primero es el comparativo con Vicente Fox, que a estas alturas del sexenio, aunque Calderón registra 9 puntos más de desaprobación con respecto a su aprobación, Fox tenía, en el penúltimo año de su sexenio, 12 puntos negativos. Sin embargo, el expresidente remontó y terminó en noviembre de 2006 con 20 puntos a su favor. ¿Podrá Calderón remontar? Sólo con la captura de “El Chapo” Guzmán, un “quinazo” a políticos ligados al narco, harían la tarea. De lo contrario, la decepción se mantendrá.

Thursday, May 21, 2009

Pegarle al Presidente

Fue una catarsis. Una reunión a la que cada convocado llegó a saludar a tres aliados, a tres enemigos y a tres de quienes le habían dicho que traicionaron la causa.

La tarde de antier en Metepec, estado de México, 14 gobernadores priístas, dos coordinadores parlamentarios y una dirigente nacional se vieron las caras a seis semanas de las elecciones.

El móvil del encuentro fue la sospecha. Beatriz Paredes citó a los personajes porque le informaron sus allegados que entre los más altos círculos priístas corría la versión de que ella se había arreglado con el presidente Calderón para que al PRI no le fuera tan bien en la elección (pero a ella sí, por el reparto de candidaturas a su gente), y por eso ante los ataques del panista Germán Martínez, el PRI pusiera la otra mejilla y bajara en las encuestas.

Según relataron asistentes a este reportero, el debate fue subiendo de tono hasta que reventó cuando tomó la palabra el gobernador de Oaxaca. Ulises Ruiz preguntó directamente a Paredes si se había arreglado con Calderón, y si no, que explicara por qué no ha salido en la prensa a defender al PRI. Luego volteó la mirada hasta encontrarse con Natividad González Parás, gobernador de Nuevo León, a quien exigió que respondiera si es verdad que había negociado con el panismo local abandonar a su candidato Rodrigo Medina.

Ulises Ruiz le puso voz a lo que todos estaban pensando. Natividad González se comprometió a respaldar más fuerte a su candidato y Beatriz Paredes contestó con una disyuntiva: si quieren que nos peleemos con Calderón lo hacemos, pero el Presidente está muy bien evaluado y a lo mejor el electorado se nos viene encima; mejor ser moderados.

La respaldaron Natividad, Ismael Hernández de Durango y Andrés Granier de Tabasco. Planteaban, en todo caso, atacar la estrategia contra el narco, los pocos resultados en el empleo y máximo confrontar a Germán Martínez.

Casi todos se pusieron del otro lado. Manlio Fabio Beltrones incluso condenó los ataques de Germán Martínez a Enrique Peña Nieto “hasta por la corbata”. Y exigió que la respuesta fuera “contra su jefe”, el Presidente. Lo respaldó luego, luego Humberto Moreira, de Coahuila, solidarizándose también con un Peña que lucía cabizbajo. Y se fueron sumando.

Al final, el acuerdo fue que el PRI se irá ahora, con todo, directamente contra Calderón: el presidente del desempleo, el de la crisis, el que no puede contra el narco al grado de que su candidato al gobierno de Nuevo León plantea negociar con los cárteles. En síntesis, pegarle al Presidente. Y así enfrentar las seis semanas que quedan.

Carlos Loret de Mola
Historias de reportero
El Universal


Ja. ja. ja...Si pegale a tu hermana para que le responda al enano por el cachetadón. Que pifias.