Monday, December 13, 2010

El fantasma de Los Pinos


Felipe Calderón está convertido en un ectoplasma político. Un discurso fallido que pasa por encima de la voluntad ciudadana terminó de sepultarlo como Jefe de Estado. Las filtraciones de WikiLeaks dejaron en claro su debilidad como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas en México. Y la elección del nuevo presidente del PAN puso en evidencia que su poder ya es translúcido aun entre sus correligionarios azules.

Unos días bastaron para que la figura presidencial dejara de ser la de un Mandatario en apuros que nadaba a contracorriente de su historia.

Hoy está convertido en un espectro flotando en el limbo político, sin más ilusión que tener la posibilidad de jugar su sucesión. Sin más destino aparente que esperar su deceso político en diciembre de 2012.

Felipe Calderón, el Jefe de Estado, se desvaneció el 28 de noviembre, cuando se asumió como el gran elector. Y secuestrando la voluntad de los mexicanos y su derecho al voto libre, sentenció que nada de volver al viejo sistema. Decretaba con ello una guerra abierta al PRI.

Felipe Calderón, el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, se hizo etéreo el 2 de diciembre, cuando las filtraciones de Wikileaks evidenciaron lo que ya era un secreto a voces. Que su comandante en jefe no es capaz de implantar el mando único entre sus generales del Ejército y la Marina, divididos en una guerra en la que los méritos son para la Secretaría de Seguridad Pública y las bajas para los militares.

Felipe Calderón, el Jefe de la Diplomacia Latinoamericana, terminó cediendo las prerrogativas de la marca México como líder continental para entregarlas al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien se instaló como el estadista de la década que está por terminar.

Felipe Calderón, el Jefe del Partido en el Poder, se convirtió el 4 de diciembre en un ectoplasma entre sus propios correligionarios, que al instante de elegir al nuevo Presidente del PAN, le dieron la espalda a su candidato. La alianza fue de “todos contra el del presidente”.

Y Felipe Calderón, el Jefe Azul de la Sucesión 2012, deambula hoy en los pasillos de Los Pinos buscando recuperar la imagen y el poder perdido para ver si, aunque sea con un candidato ciudadano, logra influir en su sucesión, que hoy parece muy lejana de sus manos. Analicemos.

El viejo fantasma

No tuvo el valor de nombrar al PRI por su nombre. Pero el discurso que pronunció ante más de 10 mil mexicanos (acarreados) reunidos en el Auditorio Nacional para celebrar el cuarto año de su gobierno no dejaba dudas. Exhortaba a evitar el retorno de lo viejo.

“Vamos por más, porque México no se merece quedar varado a la mitad del camino del cambio democrático que hemos emprendido, y mucho menos la tragedia de regresar a lo antiguo, lo autoritario, a lo irresponsable... eso significa pobreza, corrupción y negación o simulación de la libertad y del derecho.

“El crimen encontró un campo fértil en lo que era el corazón del viejo sistema. En la complicidad, en la impunidad, en la corrupción, en la opacidad”.

¿Y qué si los mexicanos piensan que algo del tiempo pasado fue mejor? ¿Y qué si en las urnas de 2012, como ya lo hicieron en 2009 y 2010, los mexicanos prefieren volver a lo viejo con resultados en lugar de elegir lo nuevo, costoso, ineficiente e igualmente corrupto y opaco?

El fantasma verde olivo

Si algo evidencian las filtraciones de Wikileaks sobre México, es que las fuerzas armadas están confrontadas y divididas en la guerra contra el crimen organizado.

Su Jefe Máximo, Felipe Calderón, es incapaz de convocar a ese mando único que intenta imponer en todo el territorio nacional. El Ejército va por su camino y la Marina por el suyo.

Peor todavía, el favoritismo presidencial por la Secretaría de Seguridad Pública se deja ver en el aumento de las asignaciones presupuestales, que no corresponde proporcionalmente a la responsabilidad y los resultados.

El resultado final se pone de manifiesto en los cables enviados por la Embajada de Estados Unidos en México. El Ejército es ineficiente y poco confiable. La Marina ya opera bajo el mando y el comando de los norteamericanos.

Y el favoritismo presidencial se asoma incluso en el desfile bicentenario del 16 de septiembre, cuando el secretario de la Defensa es enviado a segunda fila para que el secretario de Seguridad Pública dé un paso al frente y contemple, junto al mandatario, el primer desfile militar en el que la policía civil marcha al lado de los militares.

El fantasma sin pasaporte

Aun con las controvertidas tesis de Jorge Castañeda, el gobierno de Vicente Fox jugó su rol de liderazgo en la política exterior de América Latina.

Desde el debate de “la enchilada completa”, pasando por el distanciamiento del gobierno de George Bush, el “comes y te vas” de Fidel Castro y las denuncias abiertas contra Hugo Chávez, la política exterior foxista –correcta o equivocadamente– hizo su tarea.

El error de privilegiar el género por encima de las capacidades para instalar a Patricia Espinoza por encima de Arturo Sarukhán al frente de la política exterior mexicana, terminó por reducir el rol de México en el concierto internacional.

El desempeño económico, las visiones estratégicas de largo plazo y la diversificación de sus relaciones con el mundo, sin apostar todo su capital a los estadounidenses, convirtieron a Brasil y a Lula da Silva en los jugadores más respetados y dominantes de la política exterior latinoamericana.

Las filtraciones de Wikileaks que revelan diálogos entre el mandatario mexicano y funcionarios de EU dejan en claro en qué ventanilla cobra la política exterior mexicana.

El fantasma sin pasaporte de Felipe Calderón viaja desde el Río Bravo hasta la Tierra del Fuego.

El fantasma DEL 2012

Secuestrado por los poderes fácticos a los que no se atrevió a someter en sus insaciables apetitos y con los que terminó pactando…

Inhibido en sus posibilidades reformadoras por un PRI que lo legitimó, al que invitó a cogobernar y al que ahora le declara la guerra del “nada de vuelta al pasado”…

Y huérfano dentro de su propio partido, el PAN, que le escrituró su destino los primeros cuatro años para terminar en un fracaso…

Felipe Calderón se replantea desde el punto más bajo de su autoestima política el desenlace del 2012.

Sabe que serán demasiados intereses, que incluso ya lo marginan de las decisiones para influir en su sucesor, por eso saca a pasear desde ahora la figura del candidato ciudadano.

En su propuesta no sólo se asoma su incapacidad de articular con su partido, sino la aceptación de que dentro de las filas azules no se cuajó ninguna candidatura para competir de frente contra Enrique Peña Nieto, contra Andrés Manuel López Obrador o contra Marcelo Ebrard.

Por eso las especulaciones sobre la cancha en la que jugará el presidente rumbo al 2012. Por el momento, su mejor apuesta, que podría no ser tan descabellada, sería buscar un candidato apartidista que validara el todos unidos contra el PRI. Ebrard o Juan Ramón de la Fuente podrían ser mejores opciones que Peña Nieto, Beltrones o AMLO.

El fantasma sucesorio de Calderón no descansará hasta 2012, cuando ponga su alma en paz con quien tendrá bajo su responsabilidad que su alma no pene una vez abandone Los Pinos.

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