Sunday, January 8, 2012

UN SEXENIO DE OLVIDO Y DESPRECIO POR LA CIENCIA


Sólo 48 horas antes de que Felipe Calderón Hinojosa tomara posesión como presidente de México, el científico Ruy Pérez Tamayo predijo: “Aunque el próximo sexenio político no se vislumbra como favorable, la comunidad científica mexicana está preparada para enfrentarlo y sobrevivir”.

De eso han pasado ya más de cinco años y el vaticinio se cumplió. Durante este sexenio que está por culminar, la ciencia y la tecnología recibieron los presupuestos anuales más bajos en su historia. El índice de cobertura tecnológica  cayó del 0.24 a 0.04 durante el pasado y el presente gobierno, lo cual significa que nuestro país compra un 96% de la tecnología que utiliza y sólo vende 4 por ciento.


México no sólo es el país que menos invierte sino también la nación peor evaluada en los rubros de la ciencia y el conocimiento. De hecho, se encuentra en los últimos lugares de los países de América Latina, el Caribe y las países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Además, el desdén del presidente Felipe Calderón hacia la ciencia va más allá de lo económico. El pasado 18 de octubre, por ejemplo, se negó por cuarta vez consecutiva a asistir a la entrega de los Premios de la Academia Mexicana de Ciencias, de ahí que dicha premiación se hizo sin su presencia y de manera atrasada para los científicos ganadores de los años 2008, 2009, 2010 y 2011.

Actualmente, el Estado mexicano cuenta con una Ley de Ciencia y Tecnología, un Consejo General de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico y un Programa Especial de Ciencia y Tecnología e Innovación, entre otros muchos instrumentos, que de nada sirven. A la ley no se le respeta, ya que específica que se debe destinar el 1% del PIB, lo cual no ocurre. Al Consejo nadie lo consulta y el Programa sólo funciona en los documentos oficiales.

Según datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de los 112 millones de mexicanos sólo 12 millones tienen una licenciatura y menos de 1 millón han estudiado un posgrado. En el mejor de los casos, sólo ingresa al posgrado el 20% de los jóvenes que concluye una licenciatura.

Comparado con Brasil, por ejemplo, México tiene un déficit en lo que se refiere a la graduación de doctores, ya que de cada 10 mil habitantes de la Población Económicamente Activa se gradúan 0.6 doctores, en tanto que en el país sudamericano la cifra llega a 1.1.

En México hay 1.7 investigadores por cada 10 mil habitantes, mientras que en países desarrollados existen de 30 a 40. El Sistema Nacional de Investigadores (SIN) tiene 18 mil integrantes, la Academia Mexicana de Ciencias agrupa a 2 mil 272 miembros y el Conacyt registra 39 mil becarios en México y en el extranjero.



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