Cito el texto que acompaña a la imagen referida: “Luego de la gira de trabajo que realizó el viernes por Playa del Carmen, Quintana Roo”, Calderòn “pasó el fin de semana en la Isla de las Golondrinas en Cozumen. A bordo de una embarcación de la Marina, el mandatario recorrió algunos arrecifes, para posteriormente arribar al muelle de la Casa Presidencial ‘La Quinta Maya’…”.
El domingo 2 de octubre, mientras el país estaba de luto por un aniversario más de la matanza de Tlatelolco, Calderón siguió disfrutando su paseo (es la enésima vez en los últimos meses que él descansa en las playas de Quintana Roo) haciendo ejercicio en bicicleta (foto que encabeza esta columna, también depolitica.mx) y posteriormente comiendo en Xcaret con su familia.
No es malo que Calderón vacacione de vez en cuando. Lo criticable es que lo hace, en la recta final de su sexenio, con demasiada frecuencia, lo que implica un costo elevado.
Calderón se mueve siempre con un gran aparato de seguridad que, naturalmente, paga el gobierno, y qué bueno que lo haga por cuanto Calderón debe estar protegido.
Esta vez, para visitar Quintana Roo, utilizó el avión presidencial TP-1, tres helicópteros Súper Pumas, un helicóptero H-25 y un gigantesco avión Hércules (que usa el Estado Mayor Presidencial para transportar vehículos terrestres).
Sin negarle el derecho a descansar al señor Calderón, creo que por muchas razones él debería limitar sus vacaciones a lo estrictamente establecido en la ley para cualquier trabajador.
Federico Arreola
SDP Noticias
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A ver si no me vuelvo a caer otra vez...¨
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