Friday, September 9, 2011

¡Salinas al rescate!

DIÁLOGO SOBRE DESARROLLO. Jesús Alberto Cano, Manlio Fabio Beltrones, Jorge de la Vega Domínguez y Rogelio Montemayor, durante la inauguración del segundo Foro Nacional Temático de Debate Hacia un nuevo proyecto nacional de desarrolloFoto Roberto García Ortiz
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alabras de aliento y respaldo cuando a Felipe Calderón se le siguen enredando los hilos guerreros. Apapacho del gerente y apoderado político de la principal opción priísta de retorno a Los Pinos en momentos en que el panista en jefe comienza a confesar su exasperación con jueces y legisladores, cuando se dice cansado de hacer y hacer cosas que otros deshacen y deshacen, cuando no encuentra pretextos más o menos airosos para justificar que está mandando al bote de la basura todas las voces y propuestas que tratan de atenuar y, de ser posible, extinguir el fuego generalizado que ha provocado su estrategia bélica.

No se hagan bolas con lo del narco, dice el ex presidente Salinas de Gortari para confrontar el activismo creciente de Vicente Fox: Ni tregua, ni amnistía, ni confusión. Todos debemos sumarnos al propósito de combatirlo frontalmente. Se lo dijo a un congreso de agencias de investigación de mercado y opinión pública para que lo escuchara San Cristóbal Ranch. Felipe ya tiene, pues, quien lo defienda. Alguien que, con ese alineamiento táctico con las impugnadas correrías bélicas sexenales, le ofrece garantía de que en el futuro de tres colores no habrá persecución ni castigo pues, recuperado el reino dieciocho años perdido (seis de Zedillo, cuasipanista, y la docena trágica integrada por una parte cómica y otra trágica), el priísmo salinista sabría darle un retiro más o menos tranquilo a Calderón.

Día de optimismos oficiales frente a la realidad problemática. El mismísimo autor de la gustada pieza de economía ficción denominada Los catarritos nos hacen los mandados, el cantautor Agustín Carstens, hizo saber a los mexicanos, que comienzan a poner la vista en las lanchas salvavidas, que tenemos un barco fuerte y sólido para navegar, de manera solvente, en aguas extremadamente turbulentas. Gulp.

El marino Calderón, mientras tanto, cumplía la primera parte de los alegres informes regionales que por todo el país presentará por si alguna persona se hubiera quedado sin recibir el chaparrón (se usa una metáfora estrictamente pluvial) de anuncios electrónicos con los que se da cuenta de lo exageradamente bien que le ha ido al país en los cinco años pasados aunque la gente no se hubiera dado cuenta. En uno de esos momentos tan sentidos (hay casas que se han agrietado de emoción al saber que el entusiasta Felipe las ha puesto de ejemplo en espots televisados), el personaje legalmente instituido en la Presidencia de la República (definición por cortesía de la saludadora jefatura del gobierno capitalino) hizo saber que él no quiere pleito con otros poderes pero también aprovechó para responder al Consejo de la Judicatura Federal que, sin citar su nombre, le había endilgado el atentar contra la estabilidad nacional con su campaña de enjuiciamiento de jueces. Lo que realmente daña a la estabilidad, dijo, es la impunidad, pero aceptó que ésta también se deriva de averiguaciones penales mal integradas. Fue más allá, al aceptar que todos son vulnerables: no hay santos ni demonios en el gobierno federal, hay pecadores estándar y por ello, según la versión enviada por Claudia Herrera y Elizabeth Velasco al portal informativo de La Jornada, deben pasarles báscula a quienes tienen alguna responsabilidad en todo esto.

Sin cadena informativa para repetir sus palabras –como lo había hecho un día antes Calderón al anunciar algo que hubiera requerido un simple boletín de prensa– el poeta Javier Sicilia desinfló la más reciente ocurrencia del felipismo: la fiscalía para atención de víctimas parece más bien maquillaje para terminar el sexenio. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos advirtió que la propuesta de Los Pinos podría invadir o duplicar tareas y funciones ya asignadas a ese organismo formalmente autónomo.

Julio Hernández López / Astillero


Profunda valoración. Helguera



Tiempo de espantos. Ahumada

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